En la ruta por el Inicio de la Castellana hablaremos de una de las calles más importantes de Madrid, de las más glamurosas e ilustres.
Antiguamente su nombre era Avenida de la Libertad y su tramo empezaba en Atocha.
A principios del siglo XX era muy común que hubiera manifestaciones políticas de todo signo, que todas ellas tenían como punto final la estatua de Emilio Castelar. En aquel lugar es donde se daban grandes discursos, se exponían diferentes argumentos y quejas de la población general.
El nombre que se le dio a este paseo cuando se abrió en 1835 fue Paseo de las Delicias de Isabel, haciendo referencia a la hija de Fernando VII, Isabel II. Cuando nació Isabel II su padre decidió poner este nombre en conmemoración de aquel ilustre nacimiento.
El nombre de la Castellana viene del arroyo de la Castellana, debajo del actual trazado de la calle, y que quedó soterrado en el año 1835. Este arroyo tenía una fuente, la Fuente de la Castellana, en el lugar donde se encuentra el monumento a Emilio Castelar.
Esta calle se abrió en 1835, 25 años antes del Plan Castro que reorganiza los ensanches de la ciudad.
A partir de ese momento, muchos nobles fueron poniendo sus casas en este paseo. Aquí había casas de nobles, importantísimos marqueses, duques, condes, que decidieron venir a vivir aquí. La primera que lo hizo fue la duquesa de Medinaceli, y el resto de la nobleza quiso imitar a aquella insigne mujer.
Anécdota
En este paseo tuvo lugar la Manifestación de las Mantillas en 1872.
Esta manifestación congregaba a mujeres que venían en carroza, nobles alfonsinas (a favor de la venida de Alfonso XII al trono).
En ese momento Amadeo I de Saboya era el rey.
Ellas se quejaron aquí, haciendo una manifestación, en sus coches de caballos en forma muy elegante.
Todo acabó en un esperpento.
Un diputado político y periodista de aquella época, Felipe Ducazcal (liberal), decidió contratar a prostitutas, meterlas en coches de caballos, vestirlas como aquellas grandes señoras y hacerles la Corte.
Cuando estas mujeres vieron a aquellas prostitutas yendo de la misma guisa que ellas, decidieron marcharse a casa, y acabar con la manifestación de las mantillas.
1ª Parada: Hotel Fénix Gran Meliá
En el inicio de la Castellana, en la acera de los pares, encontramos el Hotel Gran Meliá, considerado uno de los hoteles más elegantes de Europa. Este hotel se inauguró en 1953 y para su inauguración estaba aquí el actor Gregory Peck. En 1965 fue el hotel que eligieron los Beatles cuando actuaron en Madrid.
Hay que hablar de la escultura de encima del edificio. Es la escultura del fénix que perteneció a la empresa de seguros tan importante La Unión y el Fénix español. Esta empresa tuvo su sede principal en el edificio metrópolis aunque llegó a tener muchísimos edificios de Madrid. Se dice que tuvo más de 40 edificios y en muchos de ellos colocaba su símbolo, la escultura del fénix.
La escultura fue creada por el escultor francés René Saint-Marceaux. Representa el ave fénix, que renace de sus cenizas. Como ocurriría si perteneces a esa empresa de seguros y te ocurre cualquier desgracia. La escultura original está en la sede de la Mutua Madrileña (Paseo de la Castellana 33), pero podemos ver muchas copias, a pesar de que la empresa ya no exista.
2ª Parada: Iglesia Evangélica Alemana
La siguiente parada de nuestra ruta por el inicio de la Castellana, paramos a hablar de uno de los edificios más pintorescos que podemos ver en todo el Paseo de la Castellana: la Iglesia Evangélica Alemana.
Se creó en 1907, y los arquitectos que la crean son los alemanes Ricardo Shulze y Oskar Jürgens.
El estilo de la construcción es neo-románico alemán.
El edificio pasa muy desapercibido, detrás de la línea del Paseo de la Castellana, con una zona vegetal que tapa un poco la construcción. En 1907, en un país muy católico como España, la creación de esta iglesia evangélica quisieron que no llamara mucho la atención.
Cuando se construye, no está solo la iglesia, también estuvo aquí la Embajada Alemana hasta después de la II Guerra Mundial.
Del edificio hay que destacar las arquerías, que son bastante llamativas.
En el interior podemos encontrar mosaicos dorados que representan un Pantocrátor, lámparas de estilo visigótico y varios elementos decorativos que llaman bastante la atención.
3ª Parada: Viviendas para D. Gregorio Teutrerio
Siguiendo por el inicio de la Castellana, los números 10 y 12, que hace esquina con la calle Ayala, son unas viviendas construidas por Dimas Rodríguez, un arquitecto muy ilustre de principios del siglo XX. Pero están reformadas por Antonio Palacios.
La mano de Antonio Palacios se puede ver en la combinación de la piedra de la parte inferior con el ladrillo. El ladrillo tiene decoraciones, grecas… dentro del propio diseño. Además vemos el toque de Antonio Palacios en la esquina del edificio. El torreón superior lleva un remate que es obviamente muy característico de este arquitecto. También una serie de columnas pareadas, y algunas otras decoraciones que se pueden ver en la ampliación que construyó Antonio Palacios.
Doctor Gómez Ulla
En este edificio de viviendas del inicio de la Castellana fue donde residió el doctor Gómez Ulla, uno de los médicos militares más conocidos de España.
Un año después de su muerte el Colegio de Médicos le quiso hacer un homenaje a modo de placa en bronce.
El escultor es Enrique Pérez Comendador que hace una sencilla pero bonita obra en relieve.
La placa tiene varios elementos:
- En la parte inferior aparece un medallón con el doctor Gómez Ulla.
- En la parte de arriba aparecen la figura de una mujer y de un hombre. Es una alegoría de la medicina: la mujer está cuidando del hombre.
- Aparece una cruz laureada que indica que el doctor Gómez Ulla era médico militar.
- Aparece una culebra que se enrosca en el brazo de la mujer, y es donde podemos ver la firma del autor.
Embassy
Y ahora vamos a pasar de hablar de arquitectura a hablar de espías.
También al inicio de la Castellana se ubicaba el Salón Embassy, que cerró en el 2017 el salón original, que es este, pero todavía hay varias sucursales.
Comenzamos nuestra historia con Margaret Taylor, que es la protagonista. Ella era irlandesa y llegó a Madrid en 1928. Trabajó en varios negocios pero vio que en Madrid no existía un salón de té elegante al estilo inglés. Entonces decidió montar su propio salón de té.
Adquirió un local espectacular en el Paseo de la Castellana y lo llamó Embassy.
Antiguamente estaban aquí situadas muchas de las embajadas más importantes en Madrid. Estaban la Embajada alemana, la de Gran Bretaña o la de Estados Unidos muy cerca de aquí.
Espionaje
El salón comienza su actividad en 1931 en plena República. Luego llega la Guerra Civil y la II Guerra Mundial. Durante la II Guerra Mundial, España permanece oficialmente neutral.
Madrid se convierte en estos años en un centro de espionaje que va a tener varios lugares importantes: El Embassy, el Ritz o el Palace por ejemplo.
Margaret Taylor además de tener su salón de té, trabajaba para el gobierno británico. Se cuenta que el gobierno británico pagaba al Embassy para llevar a cabo esta trama de espionaje y sacar a gente no bienvenida en España. Tenían una dotación de 1.000 libras al día para esta trama. Durante la II Guerra Mundial e incluso en años posteriores consiguieron sacar de España alrededor de 30.000 personas. Judíos o prisioneros de guerra o pilotos que habían conseguido llegar a España, por la noche se les subía al piso de arriba donde estaba la vivienda de Margaret. Eran aseados, y al día siguiente se les hacía pasar por clientes del salón de té. En cuando se podía, eran enviados a través de contactos a Gibraltar o Galicia para poder sacarlos del país.
4ª Parada: Viviendas para Leopoldo Yllanes
Aunque la ruta es Inicio de la Castellana, nos salimos un poco para visitar este edificio en el número 3 de la calle Ayala.
Este edificio es para Leopoldo Yllanes. Está realizado por Joaquín Saldaña, de estilo Gran Hotel, que llaman.
Se trata de un barroco afrancesado con líneas muy clásicas.
Las decoraciones no desentonan del edificio: guirnaldas, escudos, jarrones, marquesinas…
En estas calles aledañas al Paseo de la Castellana, fueron poniendo sus viviendas los burgueses. Los burgueses querían acercarse a la nobleza (o asemejarse con la nobleza) por eso empiezan en casas como las de la nobleza, y empiezan a ocupar también esta parte de la ciudad.
5ª Parada: Antiguo Palacio de Anglada o Palacio Larios
Para finalizar nuestra ruta del Inicio de la Castellana, caminaremos hasta el número 20 de esta avenida. Vamos a hablar de uno de los palacios más espectaculares que tenía el Paseo de la Castellana en sus orígenes.
A principios del siglo XX, todo el Paseo estaba lleno de grandes palacios, pero el más grandioso era el que teníamos aquí: el Palacio de Anglada.
Este palacio fue construido en el año 1870 por Emilio Rodríguez Ayuso (arquitecto de la Plaza de Toros de la Avda. Felipe II o de las Escuelas Aguirre).
El palacio era de estilo neoclásico en la parte exterior, pero en la parte interior cada uno de sus salones tenía un toque diferente. Había salones al estilo italianizante, griego, árabe, francés…, tenía diferentes decoraciones.
En el exterior tenía marcas orientalizantes: toques egipcios, chinescos o mesopotámicos. Los jardines eran impresionantes, al estilo inglés, con gran exuberancia y árboles muy elevados de diferentes pelajes y tamaños.
En su interior este palacio tenía un patio al estilo arabizante: una copia, con las mismas yeserías, la misma disposición, fuentes, organización etcétera que el Patio de los Leones de la Alhambra de Granada.
Juan de Anglada
Este palacio fue construido por Juan de Anglada, uno de los personajes más curiosos de este final del siglo XIX.
El padre de Juan Anglada era un empresario catalán, que también hizo bastantes negocios en Andalucía. Cuando acumuló dinero, vino a Madrid y se metió en política. Juan Anglada fue colaborador de Emilio Castelar y uno de los dos representantes liberales que hubo en las primeras Cortes del reinado de Alfonso XII. Acrecentó mucho su fortuna al casarse con una gran marquesa que le dio su poderío económico. A la muerte de su mujer, Juan de Anglada continuó haciendo su vida, gastando y viviendo de las rentas que le había dejado su esposa. Tanto dilapido aquellas rentas, que terminó arruinando y tuvo que vender este magnífico palacio aun sin estar completamente amueblado.
Lo vendió al Banco Hipotecario, que se lo vendió a los marqueses de la Oliva, que se lo vendió a los marqueses de la Genal, que lo heredaron sus sobrinos, los marqueses de Larios (de ahí que también se conociera como Palacio de Larios). Los marqueses de Larios lo tuvieron hasta 1962, cuando se derriba.
Derribo
Este palacio es el primer palacio importante de la Castellana que fue derribado. Cuando se derribó en 1962, los vecinos de la zona vinieron para poder llevarse un trozo, una pintura, un decorado, una yesería, una escayola, cualquier tipo de decoración posible.
El Ayuntamiento de Madrid también se llevó, entre otras cosas, la puerta de entrada a El Retiro que está en la esquina entre Menéndez Pelayo y O’Donnell.
También se llevó una serie de decoraciones, entablamentos, columnas y algunas otras cuestiones arquitectónicas que podemos apreciar en el parque de San Isidro.
También otras decoraciones que no fueron llevadas por el Ayuntamiento, pero que sí podemos disfrutar en uno de los parques públicos más curiosos de la ciudad: El Jardín de las Monjas o Huerto de las monjas, que perteneció al convento de la Bernarda de Sacramento. Allí se observa una preciosa fuente que los marqueses de Larios regalaron a este convento antes de derribar el Palacio.
En el lugar exacto en el que estaba el Palacio de Anglada, tenemos actualmente el Hotel Villa Magna construido en 1972.
Esta ruta tiene una primera parte Inicio de la Castellana I -impares-, también se pueden hacer ambas rutas independientemente ya que cada una recorre un lado de la Castellana.
Ruta planificada por Madrid en la Palma de tu Mano