A lo largo de la Edad Media en la península Ibérica se produjo la reconquista de los territorios controlados por los musulmanes por parte de los cristianos. Durante un periodo de tiempo aunque los cristianos reinaban en la península se seguía construyendo con el estilo artístico mudéjar que derivaba de la mezcla del arte islámico y el arte cristiano entre los que se encuentran las corrientes románicas, góticas y renacentistas.
En las construcciones realizadas con el arte mudéjar destacan la utilización de cerámicas, ladrillo, yeso y adicionalmente la madera. Así como destacables elementos decorativos, fruto del estilo artístico hispano-musulmán que cuenta con la formación de arcos ciegos, cruces cristianas, redes con forma de rombos, paredes y suelos ajedrezados, techos de madera entre otros elementos.
El arte mudéjar se inició en el centro de la península extendiendose hacia el sur, Andalucía. Es ahí entre Aragón, Toledo y Andalucía donde más importancia tiene este arte en la construcción de sinagogas, iglesias y mezquitas, todas ellas con el arte mudéjar en común. También se va extendiendo este arte a la construcción de palacios y fortalezas. Como podemos tomar de ejemplo la Puerta de San Basilio de Cuéllar, la Casa de Pilatos y el Real Alcázar en Sevilla, la Catedral de Teruel, la iglesia de San Andrés de Calatayud, el palacio de Pedro I en Tordesillas, entre otras muchas construcciones dentro de la península Ibérica incluyendo Portugal e incluso las Islas Canarias.
Este arte no solamente se queda en la península Ibérica y en las Islas Canarias, también se extiende a Sicilia y América. En América destacan el Convento de San Agustín en Quito (Ecuador), la Catedral de Tlaxcala en Tlaxcala y la Plaza de Emas de Chiapa de Corzo (ambas den México), entre otras construcciones que fueron realizándose por la migración de musulmanes a América en su expulsión de la península Ibérica.